Estudios recientes han demostrado que la meditación es capaz de generar cambios en nuestro organismo a nivel genético, ayudando a prevenir una gran cantidad de enfermedades.

La práctica de la meditación es cada vez más recurrente en este lado del globo. Los beneficios que la meditación entrega son conocidos principalmente por afectar a nuestro estado físico y también a un nivel neurológico, pero algunos investigadores han decidido ir más allá y descubrir que incluso la meditación puede generar cambios en nuestro ADN.   Antiguamente se pensaba que la meditación estaba reservada principalmente para el ámbito religioso, especialmente en el budismo donde esta técnica es la más utilizada para lograr llegar al estado de iluminación o Nirvana. Pero con el tiempo, se fueron conociendo los beneficios de la meditación en las personas y hoy en día es muy común la realización de estas técnicas, ya sea para las personas que quieran tener un mayor apego consigo mismas o que quieran mejorar su capacidad de aprendizaje y concentración. La meditación también ayuda a combatir algunos dolores físicos, ya que genera un efecto positivo en la reducción de los procesos inflamatorios. En esa misma línea, hay que destacar que el dolor mental es igual de importante que el corporal y es aquí donde la meditación puede ser un gran aliado. El estrés y la depresión son dos problemas de los cuáles se esta hablando mucho más abiertamente en la actualidad, ya que son enfermedades que nunca fueron tomadas con la seriedad requeridas, pero el no tratarlos adecuadamente puede incluso llevar a una persona a la muerte. Es aquí donde la meditación cumple un rol clave, ya que está comprobado que una correcta meditación periódica ayuda de gran manera a combatir estos trastornos, ya que la mente se aclara y a un nivel cognitivo, el cerebro y sobre todo el área del hipocampo son influenciados de manera positiva.
  • Nuestro estilo de vida marca nuestro ADN

El ADN es la información que describe toda nuestra existencia, desde ser la prueba de las generaciones pasadas hasta ser un reflejo de la persona que lo compone, el ADN nos describe y contiene toda la información sobre nuestro cuerpo y mentalidad. Siempre se ha creído que el ADN es inmutable desde el momento que se crea una nueva forma de vida, pero varios estudios recientes han demostrado que incluso esta gran red de información entrelazada por nucleótidos puede sufrir cambios con el tiempo debido al entorno en que una persona se desenvuelve. Una ciencia emergente denominada como epigenética, está dedicada al estudio de los genes y el entorno en un sentido macro y es gracias a esto que hoy en día se puede entender que el ADN presenta variaciones genéticas durante la vida de una persona. La mayoría de las enfermedades crónicas conocidas por la humanidad, son el resultado de la interacción entre los genes y los factores del entorno. Pero no todo es negativo, ya que las investigaciones epigenéticas también nos han ayudado a entender que nuestro estilo de vida puede ayudar a prevenir o incluso revertir marcas epigenéticas asociadas a distintas enfermedades. El estrés es una enfermedad que al no ser tratada con el debido cuidado, puede llegar a ser crónico y es aquí donde surge la siguiente pregunta, ¿puede el estrés crónico provocarnos envejecer más rápido? La respuesta es sí, ya que el estrés crónico acelera el envejecimiento celular, generando una gran variedad de problemas u otras enfermedades crónicas. Por ejemplo, un estudio realizado en 2004 por Elizabeth Blackburn (premio Nobel de medicina en 2009) y Elissa Epel se encargó de monitorear los telómeros (extremidades de los cromosomas que protegen al ADN y que se acortan con la edad) en mujeres que tuvieran hijos que padecían alguna enfermedad crónica. El resultado de la investigación anterior demostró que este grupo de mujeres sufría un gran estrés crónico que produjo un acortamiento de los telómeros equivalente a un envejecimiento acelerado de entre 9 y 17 años. Otro cambio genético que es más evidente que el apreciado a nivel celular, se puede ver en los niños o adolescentes que han crecido en un ambiente violento. La exposición a este entorno genera que estos pequeños sean violentos una vez que lleguen a la edad adulta, pero esta violencia no viene genéticamente añadida en su ADN, si no que debido a su entorno, esto genera un cambio en sus genes que los hace ser más violentos.
  • La meditación y su influencia en nuestro ADN

Estudios recientes han demostrado que una buena técnica de meditación puede incluso generar cambios en nuestro ADN, ya que los estímulos y reacciones positivas comprobados que trae la meditación, pueden incluso ayudar a nuestra información genética. Un estudio realizado en la Universidad de Calgary, demostró que la meditación ayuda al cambio en el tamaño de los telómeros, que como ya explicamos anteriormente, son extremidades de los cromosomas que protegen al ADN y que se acortan con la edad. Además de lo anterior, los telómeros también tienen la función de actuar como un temporizador en la célula para así controlar el número de divisiones celulares, por lo que una vez desaparecido el telómero, la célula envejece y muere. Hablando a un nivel celular, los telómeros más cortos tiene directa relación a una esperanza de vida más corta, ya que pueden generar enfermedades como el cáncer, trastornos cardiacos y diabetes, por lo tanto, si logramos que estas estructuras celulares se mantengan en buen estado, le evitaremos serios problemas a nuestro organismo. Hasta hace algunos años, se creía que los telómeros estaban destinados a reducir su tamaño de manera paulatina con el paso del tiempo, generando la resignación de la comunidad científica en este tema. No obstante, un estudio realizado en 2008 por la Universidad de California, demostró que el manejo del estrés, el ejercicio aeróbico y una buena dieta tenían un impacto positivo en la longitud de los telómeros, con un tiempo de reacción de tres meses al aplicar estos cambios en la vida diaria de un individuo. Fue en ese momento, que los investigadores concluyeron que los cambios positivos en nuestro estilo de vida, aumentan la actividad de los telómeros, ayudándolos a tener un mayor crecimiento y así lograr evitar un gran número de enfermedades e incluso tener una mayor esperanza de vida que las personas de nuestro pasado. Con estas investigaciones, se puede concluir que la meditación es una gran compañera a la hora de evitar algunas enfermedades crónicas e incluso tiene la capacidad de alterar nuestro ADN de manera positiva.
Picture of Gonzalo Zamora

Gonzalo Zamora

Content Manager